Análisis

Hay un flujo bastante hipnotizante en las batallas por turnos que presenta Octopath Traveler, una cadencia armónica de decisiones que traga tu atención, y esta sensibilidad se extiende a casi todas las facetas del juego.

Indudablemente, rinde homenaje a los clásicos JRPG de Square en SNES, y en los juegos de Final Fantasy en particular. Pero Octopath Traveler es más que un simple anzuelo para los infinitos apetitos nostálgicos de una generación: es una delicia extensa y enorme que consume mucho tiempo, logrando honrar a sus antepasados así como proporcionar la cantidad justa de innovación, y, además de eso, cuenta con uno de los mejores sistemas de combate que resuenan en mi memoria.

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El título nos presenta a ocho personajes jugables repartidos por todo el mundo de Osterra, y puedes comenzar el juego con cualquiera de ellos que te guste. Es un poco extraño que el peso de esta decisión individual no se articule con mayor claridad: los personajes con los que comienzas el juego determinarán las primeras docenas de horas.

Ahora bien, eso no quiere decir que el contenido del juego sea de puerta cerrada, o incluso que necesites ocho partidas guardadas por separado para ver la totalidad de Octopath Traveler. Simplemente significa que, en el mapa del mundo del juego, la elección del personaje representa el punto de partida para toda la aventura, ya que podrás encontrar y reclutar a los otros siete atravesando su geografía.

Octopath Traveler da lo mejor de sí con su presentación visual, que es una combinación de spritework muy detallado y animado y un paisaje 3D inclinado y desplazado con texturas de 16 bits. Es un concepto de diseño sorprendente y bastante único que se ve aún mejor en movimiento que en capturas de pantalla. Utilizando una cámara viñetada omnipresente, la pantalla se enfoca en el movimiento del personaje controlable mientras el fondo animado y las texturas en primer plano se desvanecen y desenfocan.

El efecto es algo similar a algunas películas de animación stop-motion, y es completamente absorbente, haciendo que Osterra se sienta como un libro de cuentos interactivo e íntimo. Hay un momento durante una trama introductoria en la que un NPC lleva a tu personaje a un acantilado apartado, comentando la belleza de la vista, y es imposible estar en desacuerdo.

Acompañando a este diseño visual impresionantemente e idiosincrásico está la banda sonora sinfónica del compositor Yasunori Nishiki, y recuerda mucho al trabajo de Nobuo Uematsu en Final Fantasy. Eso no quiere decir que sea una composición mejor, pero es efectiva, variada en tono emocional y alinea los motivos de la historia del juego.

Cada uno de los ocho personajes tiene una narración divagante que abarca múltiples áreas y ciudades de todo el continente. Se te da rienda suelta en cuanto a cuál de esas narrativas te interesa más perseguir en un momento dado, y puedes guiar a tu creciente tripulación de un lado a otro, viajar rápidamente a las ciudades o distraerte con cavernas y cuevas llenas de tesoros.

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Todo se siente como un viaje por carretera, e incluye ocasiones especiales para escuchar conversaciones entre los miembros de tu grupo. Lamentablemente, estas porciones dinámicas de la narrativa son generalmente las únicas interacciones de este tipo; mientras un personaje persigue sus inquietudes específicas sobre la historia, permanecen aislados en sus propios escenarios. Esencialmente, esto significa que el orden en el que construyes tu grupo no afecta mucho a la historia en general.

Es uno de los muchos detalles que distinguen a Octopath Traveler de los modernos RPG occidentales como Dragon’s Age, el cual goza de un generoso elemento de diálogos emergentes. En general, sin embargo, este aspecto no afecta el disfrute del juego en lo mínimo, con la atención puesta en descubrir nuevas áreas y armamentos, y en perderte por completo en el carnoso combate por turnos.

Al igual que en los viejos juegos de Final Fantasy, pasarás mucho tiempo buscando la mejor forma de luchar contra las turbas enemigas y subir de nivel, todo en preparación para los numerosos enfrentamientos entre jefes. El sistema de combate en Octopath Traveler es un gran punto de venta y está perfectamente adaptado para una cuidadosa toma de decisiones.

Utilizando una mecánica de debilidad del enemigo que es algo similar a la serie Shin Megami Tensei, donde las bestias individuales tienen debilidades específicas y se aturden si las explotas al máximo. Es simple en la superficie, pero las combinaciones aleatorias de enemigos pueden hacer que encuentros desalentadores terminen siendo bastante satisfactorios.

Teniendo en cuenta que tienes ocho personajes que pueden intercambiarse en un grupo de cuatro, todos los cuales pueden aprender nuevas habilidades y utilizar elementos y armamento cargados de bonificaciones, existe un vertiginoso potencial y oportunidades para optimizar las técnicas.

Este no es un juego donde el jugador simplemente mantenga presionado el botón A para seguir seleccionando “ataque”, mientras subas niveles encontrarás nuevos enfoques para el combate. Eso te alentará a intentar utilizar todos los personajes para subir en conjunto el nivel y descubrir qué otros elementos sumar al interesante sistema de batalla.

La amplitud y el alcance del juego pueden parecer un poco intimidantes, y si bien la narración no es necesariamente la JRPG mejor escrita (o mejor interpretada actoralmente), Octopath Traveler está llena de momentos entretenidos y reflexivos que te obligan a preocuparte por el reparto.

En términos generales, Octopath Traveler no aprovecha el tipo de línea narrativa épica que tiende a dominar otras franquicias JRPG. Esta es una estructura de trama individualizada que se ramifica y que gira en torno a los objetivos personales del viaje. Es solo que cuando ese mundo se ve tan bien como aparece aquí, estos objetivos son una fuerza impulsora ideal para querer seguir jugando.

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La nueva característica de género más interesante aquí es posiblemente el sistema Path Actions, que le otorga a cada miembro del grupo una habilidad especial que puede usar para involucrar a los NPC en una variedad de formas. Si bien estas habilidades son necesarias para muchas de las misiones secundarias más simples del juego, también se pueden usar de manera constante y prácticamente en todas partes, lo que lleva a artículos secretos, descuentos en tiendas y muchos otros bonos.

Por ejemplo, el personaje ladrón tiene una habilidad de “robo”, lo que significa que puedes robar a la mayoría de los NPC’s del juego, y mientras algunos tienen cosas que no son de utilidad, otros aldeanos podrían cargar con armas y armaduras únicas. ¿Te sientes mal por robar? La capacidad de otro personaje te permite comprar estos elementos en lugar de robarlos, o puede usar otra habilidad más para investigar al NPC y leer una breve historia de fondo, lo que te permitirá decidir si vale la pena robarle o no.

Las Patch Actions o Acciones de ruta amplían enormemente la interactividad en las ciudades del juego, una característica interesante teniendo en cuenta que la mayoría de las ciudades JRPG son poco más que centros para ir de compras y escuchar un diálogo repetitivo. En Octopath Traveler, estas habilidades convierten a las ciudades en puntos interactivos, lo que te hace querer explorar cada área a fondo.

Como conclusión, no importa con qué personaje comiences el juego, los jugadores que estén listos para una escapada fascinante tendrán muchas horas potenciales disponibles en Octopath Traveler. El título es una gran novela, además de ser una recomendación instantánea, incluso podría ser una de las mejores razones para comprar un Nintendo Switch si es que aún no tienes una.

El presente análisis fue escrito con una copia de Octopath Traveler para Nintendo Switch adquiridas por el editor general.