
Atrapado en un mundo que no comprendes y, de paso, envuelto en grandes misterios e historias emotivas, Stray es un título rebosante de personalidad que rebota entre momentos de diversión, alegría, tristeza y profunda intriga. Todo desde una perspectiva felina, lo que hace que este sea un juego de exploración bastante único y cautivador.
Stray describe un sombrío futuro cibernético desprovisto de vida humana. La mayor parte del juego se desarrolla en una zona cerrada -y en cuarentena- que alberga tanto robots amistosos como criaturas no tan amistosas dispuestas a devorar todo lo que se mueva. El jugador se pone en la piel de un gato callejero que ha caído en las profundidades de esta peligrosa zona, despojados de todo brillo de sol. Como forastero, tu presencia es inusual, pero aún así los cautelosos habitantes robóticos acabarán aceptando tu adorable existencia a medida que avanzas por las ciudades en un intento de volver a tu antiguo hogar.
Las zonas más desprolijas y sucias acaban dando paso a paisajes urbanos empapados de neón a medida que avanzas por el peligroso y misterioso entorno en el que te encuentras. El mundo del juego es rico y fascinante, y aunque no tenga la profundidad de otras ficciones ciberpunk, la atmósfera creada es realmente palpable. En ese sentido, descubrir el origen de las hostiles criaturas, y desvelar poco a poco los detalles de este mundo, es más que absorbente. Y tu papel como protagonista, esencialmente inocente y sin voz, y no lo suficientemente inteligente como para captar toda la realidad de esta sombría sociedad sombría, te convierte en el recipiente perfecto para el pasivo descubrimiento.

Para un juego completamente desprovisto de personajes humanos, la humanidad que se encuentra en las historias, y vínculos personales de Stray, es asombrosa. El más notable es B-12, un droide volador que te acompaña en tu búsqueda, hackeando puertas, comunicándose con los habitantes y proporcionando el contexto del mundo en el que te encuentras. Por cierto, B-12 también viene con su propia historia personal que es mucho más evocadora de lo que habría esperado al inicio. Contada poco a poco a lo largo del juego a través de los recuerdos desbloqueados, descubrirás rápidamente que tus amigos metálicos están llenos de corazón.
Los magníficos efectos visuales de Stray, su increíble diseño de sonido y sus meticulosas animaciones hacen un gran trabajo para dar vida a esta experiencia. La belleza de una ciudad decadente y olvidada es captada a la perfección, desde los empapados tejados por la lluvia hasta los desordenados y sucios callejones de abajo. De la misma manera, la música de acompañamiento siempre aporta una sensación de misterio, capturando maravillosamente la sensación de desconocimiento a medida que tu pequeño personaje felino explora, de muchas maneras diferentes, un mundo demasiado grande para él.
Otro punto interesante es que reto a cualquiera que juegue a que no se quede prendado de las animaciones de los gatos, las cuales llegan a ser bastante reales. Stray encanta sin esfuerzo, incluso estoy seguro de que los corazones más fríos se calentarán al instante cuando vean a nuestro gato callejero acurrucarse en el pecho de un droide o caminar sin control cuando su curiosidad hace que una bolsa de papel se le pegue en la cabeza. El juego está repleto de estos sencillos pero alentadores detalles que te generarán una sonrisa durante todo el tiempo.
Stray es en gran medida un título de aventura narrativa en el que los jugadores exploran un mundo intrigante desde una perspectiva única. Los segmentos de juego incluyen un juego de plataformas bastante controlado, una ligera resolución de rompecabezas, algunas mecánicas de sigilo que implican en gran medida evitar los conos de visión de los enemigos, y una secuencia de “combate” que, sinceramente, no es nada especial.
La jugabilidad es ligera, pero es todo lo que necesita un juego como éste. Permite que la historia, la ambientación y la exploración sean el centro de atención sin demasiadas distracciones. E incluso así, la jugabilidad que se desarrolla es en gran medida muy inteligente y se integra perfectamente en la premisa. Saltar de los sistemas de ventilación a las tuberías mientras escalas los edificios de la ciudad es divertido. Permite que la exploración sea tanto horizontal como vertical, dando una dimensión amplia a los entornos. Eso hacia que me perdiera en los paisajes urbanos del juego, empapándome de la atmósfera y más.
La resolución de rompecabezas en Stray es siempre temática, así que, aunque los problemas del juego son sencillos, el diseño creo que siempre tiene un punto a favor. Golpear cosas desde lugares altos, arañar superficies y rodar por bidones de aceite vacíos son algunas de las descaradas tareas que tendrás que hacer. Nada parecía fuera de lugar o antinatural, lo que ayuda al juego a reforzar su identidad y a añadir personalidad a cada interacción. Dicho sea de paso, un botón dedicado a los “miau” también ayuda a esta causa.

En cuanto a los objetivos que tienes que completar, están igualmente bien implementados en el mundo. Me gusta mucho que no haya marcadores de misión ni ningún tipo de elemento de interfaz de usuario o menú molesto que te saque de la experiencia. En cambio, el juego está bien diseñado y es lo suficientemente divertido como para animarte a encontrar las respuestas de forma natural por ti mismo. En ese sentido, las tareas que deberás completar caen con frecuencia en la categoría de “búsqueda”, lo que puede parecer poco inspirado y repetitivo al final, pero incluso esto se perdona fácilmente teniendo en cuenta la limitación de tener a un gato como protagonista.
Eso sí, si bien no considero que sea un punto necesariamente malo, lo corto de la experiencia podría dejar a muchos con ganas de más. Durante mi recorrido no me tomó más que cinco horas poder darle una pasada bastante completa a lo que me ofrecía el juego.
Stray en un mundo deliciosamente denso de belleza natural que colisiona con la crudeza del ciberfuturo y que está más que listo para ser explorado desde una perspectiva singularmente diminuta. El título cuenta una historia sorprendentemente emotiva y profunda que te atrapará desde sus primeros momentos y no te dejará hasta su escena final.
Esta reseña fue escrita luego de jugar una copia digital de Stray para PlayStation 5 brindada por Annapurna Interactive.