Sand Land parece formar parte de un reciente impulso para adaptar el manga del mismo nombre, publicado originalmente en el año 2000. El año pasado se estrenó una adaptación cinematográfica, a principios de este año una serie animada, y ahora el videojuego oficial está disponible. Sand Land fue creado por el desaparecido Akira Toriyama, conocido principalmente por la franquicia Dragon Ball, y reconocido en la industria de los videojuegos por su trabajo en títulos como Chrono Trigger, Blue Dragon y Dragon Quest. Aunque evoca su estilo visual característico, Sand Land presenta un contexto diferente al que estamos acostumbrados.
Se podría describir como una versión de Mad Max con un estilo de anime. Sand Land es un desierto gigantesco que aparentemente cubre todo el mundo, resultado del cambio climático, la guerra y la arrogancia humana. El agua es un recurso escaso, y ante ello el Rey de Sand Land apareciendo en infomerciales de televisión para vender botellas de agua a precios exorbitantes. En este mundo, varias pandillas circulan en bicicletas y autos improvisados, junto con dinosaurios, escorpiones gigantes y dragones de gusano subterráneos. Algo que me parece realmente acogedor es que, a pesar de la distopía, el arte de Toriyama aporta un toque de fantasía. Por ejemplo, los tanques militares, aunque capaces de destruir pueblos, tienen un diseño caricaturesco y hasta ojos falsos dibujados en sus cañones.
Aunque no se lleven bien, en Sand Land, coexisten humanos y demonios. En el juego controlamos al Príncipe Beelzebub, hijo del Rey Demonio Lucifer, quien resulta no ser tan malvado como se le pinta. Su deseo es asegurarse de que todos a su alrededor tengan suficiente agua a cambio de su pasión por los cómics y los videojuegos. Cuando un sheriff humano llamado Rao solicita ayuda a los demonios para encontrar un manantial legendario de agua, el Príncipe decide emprender la búsqueda, acompañado por su amigo, un tímido demonio llamado Thief.
Aunque las primeras horas del juego pueden tardar un poco en despegar, establecen los fundamentos. Sand Land es un RPG de acción donde podemos explorar un vasto mundo como el Príncipe, que puede correr, saltar o participar en combates básicos de puñetazos y esquivas. También podemos desplazarnos en varios vehículos construibles, conocidos como Bots. El primer Bot que obtenemos es un tanque, rápido y potente, que se convierte en nuestra principal herramienta para derrotar enemigos durante un buen tiempo. Posteriormente, desbloqueamos otros Bots con habilidades únicas, cada uno permitiendo acceder a nuevas áreas y ofreciendo un estilo de juego diferente.
Pronto en el juego, adquieres un dispositivo que te permite almacenar y convocar tus enormes Bots de manera similar a cómo se invocan los Pokémon. ¿Quieres llamar a tu tanque en medio de una batalla? ¡Hazlo! ¿Prefieres cambiarlo por otro Bot? ¡Adelante! ¿Te gustaría invocarlo en un calabozo estrecho? Si hay suficiente espacio, ¡adelante! Aparte de los momentos en los que los Bots no están disponibles, puedes usarlos tanto o tan poco como desees, excepto cuando sea necesario.
Es recomendable seguir la historia tanto como sea posible, ya que es espléndida. Aunque comienza lentamente, una vez que llegas al final del primer “acto” (lo cual me llevó aproximadamente 20 horas), te sientes completamente inmerso en los personajes y en el mundo triste y extraño que habitan. Desde cuevas hasta colinas escarpadas con ocultos tesoros, pasando por el rescate de personas en peligro, la caza de recompensas, carreras de Bots y muchas más actividades, el mundo de Sand Land es realmente interesante de explorar. Incluso puedes encontrarte con dinosaurios o escorpiones más grandes de lo esperado, que pueden ser como enfrentarse a mini jefes improvisados.
Una de las primeras misiones de historia implica la reconstrucción de Spino, un pueblo en ruinas. La mayoría de las misiones secundarias que completas conducen a que nuevas personas se unan al pueblo, establezcan nuevas tiendas o generen más misiones secundarias para reclutar aún más personas. Estas nuevas tiendas son útiles cuando necesitas fabricar y personalizar tus bots (lo cual se te anima a hacer regularmente), pero también puedes ver cambios significativos en el pueblo con el tiempo, como la construcción de nuevos edificios y otras características que prefiero no revelar. Eventualmente, obtienes acceso a tu propia habitación personalizable, similar a Animal Crossing, donde puedes decorarla con todo tipo de muebles fabricables. Con esto, queda bastante claro que siempre serás recompensado por tu curiosidad o amabilidad, lo cual encaja perfectamente con la personalidad del Príncipe.
En cuanto al sistema de combate, debo decir que alabo los Bots tanto por su eficacia como por la diversión que proporcionan al enfrentarse a los enemigos. Por otro lado, aunque el combate cuerpo a cuerpo de Beelzebub es funcional, carece de profundidad. Los enemigos apenas retroceden al recibir golpes, y no hay una señal clara de cuándo logras esquivar con éxito, aparte de no recibir daño. A medida que avanzas, desbloqueas más habilidades y los árboles de habilidades permiten que Rao y Thief te apoyen ocasionalmente, a pesar de que ir con un bot es siempre la opción ideal.
La fabricación de estos Bots presenta un obstáculo adicional en el juego. Necesitas mejorar cada componente individualmente en un menú y luego mejorar el Bot en sí en otro. ¿Quieres cambiar los componentes en lugar de mejorarlos? Eso significa abrir otro menú. Si te falta alguna pieza necesaria para mejorar algo, podrías buscarla en una tienda, lo que implica más navegación por menús. Estos sistemas resultan innecesariamente ineficientes, ya que te obligan a recordar no solo dónde está cada cosa, sino también en qué parte del complicado menú puedes encontrarla. Al final, me conformaba con mejorar lo que tenía disponible y, si me faltaba algo, lo dejaba tal como estaba.
Todos ellos son elementos con los que puedes vivir. No obstante, algo que sí me frustraba bastante, que además es algo que personalmente me resulta difícil de tolerar en otros juegos, es la constante charla de los personajes en el mundo abierto. Repiten las mismas conversaciones una y otra vez, a veces varias veces en poco tiempo, y no hay forma de detenerlo aparte de desactivar el volumen de voz y los subtítulos. A medida que avanzaba en mis aproximadas 20 horas de juego, se agregaban más conversaciones únicas a la rotación, haciendo que la situación se volviera aún más irritante. El Príncipe, Rao y Thief continuamente compartían las mismas conversaciones, como si se estuvieran conociendo por primera vez. Este problema se agudiza durante las peleas con jefes, con enemigos y aliados repitiendo las mismas 3-4 líneas hasta volverse insoportables.
Sand Land exhibe ambición y originalidad, mostrando claramente su admiración por el trabajo de Toriyama. La diversidad de Bots disponibles destaca, brindándote libertad para explorar y combatir a tu manera. La función de reconstrucción del pueblo es gratificante, y el juego se vuelve más atractivo a medida que avanzas. A pesar de esto, la complejidad de los menús de creación, el combate repetitivo fuera de los vehículos y la constante diálogo repetitivo afectan la experiencia.
Esta reseña fue escrita luego de jugar una copia digital de Sand Land brindada por Bandai Namco para PlayStation 5
PUNTOS BUENOS
La historia es más que interesante. El arte de Akira Toriyama es uno de los mejores elementos del juego. Los Bots son divertidos. La reconstrucción del pueblo es un gran elemento.PUNTOS MALOS
El diálogo repetitivo es frustrante. La creación requiere demasiados menús. El combate cuerpo a cuerpo puede ser poco emocionante.CONCLUSIÓN
Sand Land redefine el enfoque de los juegos licenciados del anime al fusionar combates vehiculares emocionantes con una trama cautivadora y una extensa exploración de mundo abierto. No obstante, algunas malas decisiones de diseño lo alejan del lugar al que estaba destinado a ocupar.