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God of Rock Review

Videojuegos
7

Bueno

god of rock

God of Rock trae consigo una propuesta súmamente original y una que, al menos yo, nunca había visto antes ¿Qué pasaría si tienes un juego de pelea donde cada golpe o patada lanzada es parte de una melodía que debes tocar como si se tratara de un nivel de Guitar Hero?

Es justamente esa loca combinación la que los desarrolladores de Merge Studios en Brazil decidieron usar como núcleo de su más reciente creación donde una docena de artistas abrumados por distintas desgracias personales buscan una última oportunidad de hacer realidad su más grande deseo al congrasiarse con el tenebroso “Dios del Rock” en un torneo creado para su deleite personal con el objetivo de encontrar aquellos mortales con el espíritu más rebelde.

Tomando el rol de uno de estos variados personajes, debes poner a prueba tus habilidades en alguno de sus clásicos modos para demostrar que eres realmente el mejor. Sin embargo, esto es más fácil decirlo que hacerlo, ya que las mecánicas rítmicas y las clásicas maniobras del género de pelea compiten entre sí para ganar tu atención en una batalla que exige tu máxima atención, concentración y coordinación. El resultado es una interesante y novedosa experiencia; pero una que puede llegar a hacerse repetitiva y aturdir a aquellos jugadores más casuales que no logren dominar el nivel de “multitasking” requerido por las dificultades más altas de este gran reto musical.

La trama de God of Rock, presentada en el Modo Arcade, es sumamente simple y directa; pero al mismo tiempo es única dependiendo de a quien elijas para jugar. Cada uno de los 12 participantes representan versiones caricaturizadas de músicos legendarios como Elvis, Elton John y más; pero a diferencia de sus contrapartes reales no tienen una vida exactamente exitosa. Por ejemplo: King, quien viene a ser la versión local de Elvis, no es una gran estrella, sino un viejo intérprete caido en desgracia viviendo en la sala de su madre. A otros no les va tan mal como al arrogante Champ, el equivalente ficticio de Freddy Mercury de la banda Queen, que es muy famoso; pero es odiado por todos los animales y mascotas, evitando así ganar el tan anelado amor incondicional de su público.

Al notar las grandes o pequeñas desgracias que cada uno de estos rockeros está pasando, el tenebroso Dios del Rock se les acerca con una propuesta que más parece un contrato demoniaco. Si aceptan unirse a un torneo de combate que él mismo está organizando y logran ganarlo, les cumplirá su más grande sueño. Al parecer no hay limites a sus poderes y estos deseos pueden ir desde la fama y la fortuna hasta un simple plato de comida en el caso de la adorable pero siempre hambrienta Hilde. Con la esperanza de dejar sus malos días atrás, todos aceptan la invitación y firman el documento que sella su participación en el concurso.

Como ves, el argumento no se toma para nada en serio y los personajes tampoco. Todo el cast está formado por curiosos integrantes con exageradas formas de ser que lucen como excéntricas estrellas de rock en sus diálogos. A decir verdad, creo que el estudio desarrollador ha hecho un gran trabajo con este elenco y la mayoría termina por caerte bien con tan solo unas contadas excepciones. Utilizando el Modo Arcade como una suerte de reducido Modo Historia llevas a cada uno de estos elegidos a través de una serie de batallas que concluyen con un gran duelo contra el mismísimo Dios del Rock para luego ver el final de sus aventuras personales, aunque dichos epílogos se encuentran desafortunadamente limitados a una simple ilustración en blanco y negro.

Personalmente, creo que esta entrega alcanza lo mínimo que se espera en el aspecto narrativo de un título de pelea. El género no es exactamente conocido por sus complejos universos y dramas; pero siempre es bueno ver como los creadores se las ingenian para presentar una buena excusa que ponga frente a frente a sus héroes. En ese sentido, God of Rock es meramente cumplidor y aunque no va a competir en complejidad argumental con series con grandes legados como Mortal Kombat o Guilty Gear, creo que lo compensa con mucho carisma y buen humor. Después de todo, como has de haber notado tras leer la introducción, aquí la verdadera estrella es el gameplay.

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Pasando justamente a hablar de aquella jugabilidad, ésta no es solo el punto más original y atractivo del título, también es su mayor riesgo al presentar una combinación tan extraña de dos géneros que suelen andar más que separados. Para explicar esto, es necesario detallar un poco más de como es que se juega God of Rock. Sin importar el modo que elijas, luego de seleccionar a tu músico favorito, éste aparece frente a su rival, cada uno con su barra de vida en la zona superior y un cuarteto de líneas debajo similar a un pentagrama musical y prácticamente idéntico a la que vemos en una entrega de Guitar Hero o Rock Band pero horizontal.

Tras un pequeño diálogo entre los participantes la canción de turno empieza a tocar y luego de unos pocos segundos, notas musicales empiezan a volar a través de las líneas inferiores cada una con un botón frontal como A, B, X, Y o Cuadrado, Cruz, Círculo y Triángulo. Como seguro ya has de imaginar, debes apretar cada tecla justo cuando llega al final de la línea y según que tan bien lo hagas recibes una pequeña calificación desde “Miss” (fallo) hasta “Flawless” (perfecto). Hasta aquí todo es igual a lo que ves en otros ejemplos de ritmo; pero cada que aciertas una nota, tu guerrero lanza un golpe básico para atacar al contrincante. Si tu oponente falla al interceptar la misma nota musical, recibe el impacto; pero si logra acertar bloquea tu embate con uno propio. El resultado es una atractiva serie de animaciones entre los dos intérpretes cruzando puños y patadas como si fuera una secuencia de artes marciales mientras la secuencia rítmica se hace más y más complicada de seguir. El enfrentamiento continua de esta forma sin límite de tiempo hasta que uno de los dos acierte suficientes golpes como para reducir la barra de vida del otro a cero.

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No obstante, el factor “pelea” no acaba aquí pues estos ataques regulares hacen muy poco daño y la mejor manera de realmente conseguir la ventaja es utilizando tus poderes especiales. Cada héroe posee 5 de estas técnicas, las 3 primeras consumen pequeñas barras de energía llenadas constántemente con las notas que tocas y las 2 más potentes utilizan la barra de “Ultra” ubicada en la parte inferior. Para usar estas habilidades tienes que ejecutar movidas similares a las de un título de luchas con el stick izquierdo como por ejemplo: Izquierda, Abajo, Derecha, R o Abajo, Derecha, Arriba, R. Al ejecutar uno de estos avanzados “Hadoukens” o “Shoryukens” tu héroe deja de realizar golpes normales y activa un combo, rayo de energía o algún otro tipo de movimiento especial como lanzar una silla. Estos poderes son la mejor forma de causar daño considerable a la barra de salud del contrincante y muchas veces es posible ganar un duelo muy rápido si consigues ejecutarlos de forma constante y efectiva desde el inicio.

Desafortunadamente, esto último es más fácil decirlo que hacerlo, y es aquí donde también entra el mayor problema de todo el apartado jugable de God of Rock: La coordinación. Y no me refiero a la coordinación necesaria para presionar los botones al ritmo de cada una de las buenísimas melodías de fondo, sino a lograr alcanzar ese nivel de perfección sincronizada en la que puedes lanzar tus poderes al mismo tiempo que sigues tocando las notas; pues de lo contrario, recibes golpes regulares del oponente que cancelan de inmediato cualquier jugada ofensiva que venías preparando.

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Debido a esto, lo mejor es ejecutar estas locas movidas especiales cuando la melodía lo permite, ya sea justo cuando baja la frecuencia de las notas o al ver aparecer patrones fáciles de ejecutar con tu mano derecha mientras la izquierda se dedica a marcar las secuencias al estilo Street Fighter. Considerando que las canciones son infinitas y se hacen cada vez más difíciles mientras pasa el tiempo, lo mejor es ser tan agresivo como puedas desde el comienzo ya que luego las cosas pueden ponerse tan complicadas que, salvo que seas todo un experto, te será muy complicado conseguir un respiro para ejecutar tus técnicas más fuertes.

Por suerte, las múltiples barras necesarias para lanzar tus técnicas están ubicadas cerca a las notas musicales, por lo que no es tan complicado saber cuando tienes alguna de ellas cargada al máximo o si necesitas esperar un poco más para utilizarla y no estar moviendo el stick por gusto. Por otro lado, lo que si está muy lejos es la barra de vida, colocada en la parte de arriba de la pantalla, y muchas veces debe admitir que peleaba sin saber que tan cerca estaba de la victoria o la derrota pues si quiera asomarme a ver como iba la situación y quitar mi vista de las líneas musicales me podía costar uno o varios errores, evitando que pueda ejecutar movimientos especiales y causándome mucho daño. Con esto dicho, si tu rival ejecuta un poder justo después que tú, se considera un “Reversal” y tu ofensiva también se ve anulada, por lo que es importante revisar incluso las barras de poder del contrincante de vez en cuando.

Por si esto fuera poco, los poderes de cada uno de los héroes cuentan con una capa extra de complejidad. Por ejemplo, Hilde usa habilidades para recuperar su vida, mientras que Champ gana bonificaciones para tocar de forma automática pequeñas secciones de la canción. Adicionalmente, al ejecutar estas movidas, aparecen notas extra en el tablero del contrincante haciendo que su canción sea más difícil de lo normal. Todo esto suena muy bien en teoría; pero lamentablemente cuando tienes encima toda la presión de seguir tocando las notas sin fallar, estos detalles estratégicos pasan a un plano tan secundario que probablemente los ignores en favor de lanzar tus poderes tan rápido como puedas para ganar antes que la melodía se haga muy compleja. El resultado de esta combinación termina por crear una experiencia donde no puedes disfrutar totalmente ni de la música ni de la batalla pues las mecánicas de cada mitad del gameplay parecen competir entre ellas por tu atención convirtiendo a los duelos en competencias tensas pero monótonas.

La verdad es que incluso en su dificultad más baja, God or Rock es muy exigente al poner tu habilidad de “multitasking” a prueba; pidiéndote que no solo memorices las secuencias direccionales de cada uno de tus poderes y estés pendiente de las barras necesarias para usarlos, sino que además los ejecutes sin dejar de lado las notas musicales de una canción que no tendrá piedad de ti si “tropiezas” castigándote con una oleada de golpes hasta que logres recuperar el ritmo. Por esta razón, es una obra que solo podría recomendar a quienes además de amar este estilo de presionar botones al son de la música, también cuenten con un gran nivel de habilidad y coordinación, en especial si esperan salir victoriosos en dificultades por encima de la normal.

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Este curioso, pero lejos de perfecto, sistema es el que usas en los distintos modos disponibles en God of Rock. Y aunque la lista no es muy larga, hay un elemento interesante incluido en ella. Para empezar está el ya mencionado modo Arcade que sirve para poner a prueba tus habilidades contra una serie de oponentes controlados por la CPU hasta llegar a tu combate definitivo con el Dios del Rock. En segundo lugar cuentas con un modo de una sola batalla para retar a otro jugador o a la computadora en escenarios y canciones elegidas por ti mismo. Pero si no te sientes listo para saltar al show, también puedes probar el Tutorial y el modo Práctica para aprender más de tu artista favorito. Finalmente, están los modos Online donde puedes retar a otros jugadores alrededor del mundo en duelos Casuales o Ranked arriesgando tu rango de rockero. Por cierto, la funcionalidad online es bastante sólida y con casi nulo lag, algo que es admirable en un indie, pero difícil de lograr en juegos que necesitan tanta precisión como los de ritmo y pelea.

Todo lo anterior es típico en los títulos de lucha, hasta diria que son elementos obligatorios hoy en día y que faltan algunos importantes como los “Desafios” en el modo Práctica o variantes como Time Attack y Sobrevivencia, dando como resultado una selección algo básica. Sin embargo, los desarrolladores de Modus Games han añadido un modo muy especial: Creación de Niveles. Aunque no puedes subir tus propias canciones lo que haces en este apartado es diseñar el orden y frecuencia con la que aparecen las notas musicales que acompañan al fondo de tu preferencia. Para ello tienes una interfaz simple de entender dividida en “páginas” para que crees una serie de segmentos que luego puedes probar uno tras otro al generar tu obra maestra. Si existe un lado negativo a esta opción, está en la imposibilidad de compartir tus niveles con otros jugadores online, detalle que creo que hubiera agregado muchísimo valor a este modo.

Pasando a otro punto, al analizar el apartado gráfico de God of Rock, encontramos una dirección artística muy llamativa llena de colores de neón y adornos en distintas partes de la interfaz simulando pintura de aerosol y graffiti. Además, los personajes no solo son carismáticos en su personalidad, sino que cuentan con muy buenos diseños que los diferencian el uno del otro por sus marcados y extravagantes estilos de ropa, cabello y forma de actuar. Es en este punto donde también podría apreciar mucho las animaciones de combate de cada golpe y super-poder utilizado; pero como ya dije en la sección de gameplay tus ojos suelen estar tan pegados a la zona inferior siguiendo notas musicales que gran parte de este buen acabado termina relegado a tu periferia visual.

En segundo lugar, pero quizás de máximo valor, tenemos el lado de audio. Ya que God of Rock es 50% de pelea y 50% de ritmo, la banda sonora es de altísima importancia. Por suerte, la selección musical es excelente y aunque carece de tonadas famosas, todas las melodías son de sobresaliente calidad destacando un estilo rápido, agresivo y francamente rockero. Lo único que quizás podría pedir que se agregue a futuro son canciones con líricas cantadas, ya que todas son exclusivamente instrumentales y creo que este detalle podría darle incluso un poco más de fuerza. Pero aun sin esta característica, debo decir que la banda sonora es sin duda uno de los mejores aspectos de todo el paquete.

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En conclusión, God of Rock es una apuesta arriesgada y una idea muy creativa que trata de combinar dos elementos muy distintos en la misma receta esperando el exito; pero quedando a medio camino de alcanzarlo realmente. Varios de sus elementos son muy buenos. Si bien su trama es casi nula, tenemos un gran cast de luchadores jugables, un muy buen acabadado visual y una más que sobresaliente banda sonora; pero estos aspectos terminan un tanto eclipsados cuando su principal problema se encuentra en el corazón de su jugabilidad.

Sí, estoy seguro que gran parte del disfrute de esta obra radica en la habilidad personal de cada jugador, y sí, no puedo negar que existe un cierto grado de satisfacción al lograr coordinar tus ojos, oidos y dedos de forma perfecta para derrotar a tu oponente sin fallar las coloridas notas de aquella canción que acompaña a su duelo. Pero al mismo tiempo siento que este gran reto nace del inestable balance de su apartado jugable y no es un producto de un sistema funcionando de manera sincronizada y en armonía para desafiarte de forma ordenada. Aunque lo anterior puede sonar a una queja dirigida al nivel de dificultad de esta entrega no es el caso. Personalmente, soy alguien que disfruta de títulos difíciles y jugar en altas dificultades pero, como dije antes, he quedado con la impresión de que aquí las mecánicas opuestas están compitiendo entre sí por llevarse tu atención obligándote a descuidar a las demás en el proceso, dando como resultado una experiencia que solo puedes apreciar parcialmente dependiendo en que lado te enfoques más: El ritmo o la pelea.

A pesar de todo esto, es innegable que este producto cuenta con un montón de carisma y encanto que viene directamente del cariño y esfuerzo puesto por sus creadores un loco experimento. Gracias a ello, estoy seguro que los amantes del género rítmico van a encontrar mucho que disfrutar y la promesa de nuevas canciones añadidas con actualizaciones gratuitas puede alargar esa diversión para quienes más la disfruten. No obstante, debido a sus mencionados problemas, creo que solo puedo recomendarte esta compra si confías muchísimo en tu coordinación y reflejos, y estás buscando un reto musical que ponga a prueba dicha habilidad aun si es de una forma algo desordenada.

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Esta reseña fue escrita luego de jugar una copia digital de God or Rock brindada por Modus Games para PlayStation 5. El juego está disponible en PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S y Nintendo Switch.

Good

  • Un innovador y divertido sistema que combina ritmo con peleas. Una excelente selección de melodías instrumentales en una rockera banda sonora. Un simpático cast de personajes jugables. El editor de niveles es un buen modo extra.

Bad

  • Las mecánicas de ritmo y las de pelea dividen demasiado tu atención y pueden aturdirte. Es muy difícil aprovechar de forma estratégica las habilidades de tu luchador. Selección básica de modos de juego

Summary

God of Rock propone algo que nunca había visto antes: Combinar gameplay musical como el de Guitar Hero con una lucha 1 vs 1 basado en golpes y patadas. La mezcla es original, divertida e innovadora; pero a menos que seas súmamente diestro en "multitasking" es probable que termines aturdido por dificultades medias o altas al intentar mantener el ritmo de las excelentes melodías rockeras a la vez que ejecutas combinaciones direccionales para usar tus poderes, supers y ultras. Esta competencia entre sus propias mecánicas divide tu atención y evita que aprecies los mejores aspectos del título, restando mucho de su encanto tras unas pocas horas. Éste es un juego que puedo recomendar solamente si confías muchísimo en tu coordinación y extrañas obras que realmente pongan a prueba esa habilidad.
7

Bueno

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