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Se dice que las almas de nuestros seres queridos alcanzan, en el momento del suspiro mortal, un lugar mejor en el que encontrar el descanso eterno. El misterio de lo que hay más allá de la vida terrenal es quizás uno de los más grandes de la historia de la humanidad, y las interpretaciones en este sentido han sido innumerables: desde lo prodigado por la doctrina cristiana hasta el pensamiento mismo de que no hay otro lugar, y que nuestra existencia sólo está destinada a repetirse. Sin embargo, nunca esperamos explorar el otro mundo con marcados contornos occidentales, entre tabernas en las que consumimos fuego y pasillos en penumbra donde brilla el cañón de las armas.

Quizás fue esta originalidad la que hizo que la comunidad de Dead of West, el particular roguelite de Upstream Arcade con el apoyo de Raw Fury, llegara recientemente al Xbox Game Pass de Microsoft y se esperara en agosto para PS4 y Switch.

En ese sentido, hemos pasado varias horas en el juego, investigando el misterio detrás de la partida de William Mason, el esqueleto de cabeza ardiente que fue interpretado por el actor Ron Perlman. Comprendimos cuánto se inspira el juego en pequeñas joyas como Dead Cells, y cuánto también falló en intentar presentar una experiencia redonda. En West of Dead un golpe fallido puede llevar a la muerte, y esta es quizás la imagen que mejor se ajusta a una experiencia potencialmente grandiosa pero imperfecta.

West of Dead se abre en el desolado Purgatorio, una polvorienta ciudad del Lejano Oeste que en realidad representa un lugar de paso para las almas de los muertos: aquellos que se comportaron virtuosamente durante su vida terrenal pueden dirigirse al este, mientras que todos los demás (la mayoría) tienen como destino el oscuro oeste. El orden natural de las cosas, sin embargo, se ha visto distorsionado por la llegada de un hombre conocido como “El Predicador” (The Preacher), vinculado de alguna manera al protagonista de nuestra aventura: William Mason. Incapaz de recordar ni siquiera su propio nombre, Mason sólo tiene una imagen grabada en su mente, precisamente la del Predicador.

El objetivo se hace inmediatamente claro: debemos encontrar al hombre, que ciertamente no parece un santo, y sacarle la verdad a balazos. La mínima pero fascinante estructura artística aparece como un sincero homenaje a Mike Mignola, el dibujante al que le debemos Hellboy, y por pura casualidad la voz del protagonista es la de Ron Perlman, el primer actor que interpretó a la criatura de Mignola en el cine. Con sus tonos, el intérprete es perfecto para el papel del pistolero en el valle de los muertos vivientes, y marca varios momentos con comentarios llenos de machismo testosterónico.

Como ya se ha anticipado, el título publicado por Raw Fury se parece a Dead Cells, aunque la ambientación general difiere en varios pasos (como la cámara colocada en la parte superior y la estructura de los mapas). Al igual que el premiado jugo en The Game Awards, West of Dead presenta rutas alternativas para cazar al Predicador, y además, desbloquear las numerosas armas disponibles no requiere una mejora definitiva del equipo del protagonista. Por último, en cada nivel hay altares para aumentar las estadísticas de Mason, entre ellos la energía vital, el daño de las armas y la eficacia de las herramientas.

El juego de Upstream consigue destacar gracias a su mecánica de juego, que mezcla en una interesante receta un sistema de cobertura automática y un ajuste de disparos dobles. Para ser sincero, con el género shooter, West of Dead sólo comparte la gestión de la puntería y el disparo, ya que los enfrentamientos parecen mucho más razonados y tácticos. De alguna manera, eso se debe a que Mason se ve obligado a recargar las dos armas que utiliza, y para ello debe tener las manos libres.

Así que aquí cada refugio se convierte en la oportunidad perfecta para recuperar el aliento y las balas, así como para planear el siguiente movimiento. Un momento de paz antes de salir al descubierto para encender una linterna, capaz de dejar a los enemigos inmóviles por unos momentos (y mejorar la puntería), o esperar a que un artilugio termine el período de enfriamiento, es necesario para tener una ventaja táctica más contra las filas de los condenados. En este aspecto está la mejor parte de la oferta de West of Dead, que se muestra como un roguelite atípico y original en comparación con la gran mayoría de los exponentes del género. Es una lástima, por lo tanto, que a veces haya un poco de input lag que conduce a errores, especialmente considerando que estos últimos se pagan muy caros.

Durante los tiroteos se alternan pausas estratégicas, y sólo la creciente agresividad de los monstruos que pueblan el Purgatorio hace que los tiempos de reacción sean cada vez más ajustados.

La variedad del bestiario es buena, y cada nivel ofrece tipos únicos de enemigos, capaces desde el primer encuentro de impartir duras y amargas lecciones. Lo que sí me dejó atónito fue el comportamiento de la IA, que no siempre fue muy convincente. Por ejemplo, ciertos enemigos siguen a Mason más allá de los confines de la “sala”, pero los programadores han predicho que a lo largo de los pasillos la puntería del protagonista sea prácticamente nula. Tampoco es raro que incluso las criaturas más temibles permanezcan completamente indefensas, al encontrarse atrapadas atrapadas a la espera de una sentencia a punta de bala.

Otro de los problemas que caracterizan a West of Dead es el equilibrio general del equipo. Aunque no falta la variedad de herramientas, en general se limita a explotar pocas estrategias bien establecidas, ya que ciertos rifles y ciertas pistolas, aunque carecen de “originalidad”, son perfectamente eficaces durante los enfrentamientos. Este aspecto repercute gravemente en un riesgo que debe afrontar todo roguelite: lo repetitivo.

La idea de diseño detrás del antagonista de Mason no es emocionante, y se debilita con el paso del tiempo, esto se debe a que los creadores han pensado en insertar enfrentamientos especiales contra algunos villanos, es decir, los seguidores del Predicador. Dependiendo del estado de progreso, el villano es reemplazado por sus secuaces, que usan los mismos patrones de ataque que su jefe. De hecho, no hay diferencia en la lucha, y esto aplasta tanto la experiencia general como la figura del propio Predicador. Finalmente, todo lleva a un final anticlimático y “abierto”, incapaz de dar al jugador el premio adecuado por sus esfuerzos.

En general, la interpretación de la vida después de la muerte que ofrece West of Dead es interesante, pero parece agotar los estímulos con demasiada facilidad. En este sentido, incluso el diseño de los distintos niveles no ayuda mucho, ya que la oscuridad sólo permite pequeñas vistas panorámicas y pocos elementos característicos. El resultado es una experiencia que, aunque corta (se necesitan dos horas para una pasada completa, una vez que se ha perfeccionado el estilo), se desgasta rápidamente y ofrece pocos incentivos para una exploración más profunda, a pesar de la cantidad de contenido. Cierra todo un sector técnico que, en la base de Xbox One, muestra claros problemas de velocidad de cuadro. En este sentido, te aconsejo que te centres en la versión para PC, capaz de ofrecer un rendimiento mucho más convincente.

West of Dead tenía un excelente potencial para destacar muy bien en la escena roguelite, pero el trabajo de los desarrolladores ha estado a medias. Por un lado tenemos una representación del carismático ‘más allá’, una mecánica de juego original y un protagonista bastante digno. Por otro lado, se puede observar un pobre equilibrio de armas, capaz de desactivar toda la inventiva de Upstream, y soluciones lúdicas que se desgastan demasiado rápido, sobre todo por una cierta pereza en el frente de la pelea contra jefes.

Del mismo modo, algunas manchas en la IA y en los controles corren el riesgo de generar una experiencia propensa a la frustración. Aún así la ventura en el Purgatorio posee algunos brillos. La chispa de una aventura que quiere desafiar descaradamente al jugador con todo lo que tiene a su disposición, con un enfoque bastante interesante y una dirección de arte que es bastante peculiar y única.

Esta reseña fue escrita luego de jugar una copia digital de Dead West para Xbox One brindada por Raw Fury.